jueves, 12 de noviembre de 2009

ETREUM ED ANEP

El año 93 me di cuenta que de nada servía abolir la Pena de Muerte si nadie se atrevia a abolir "La Muerte de Pena"... este es un tributo a ese buen Walter, que ya soñaba con la Carpa del Diablo...




I


Nunca imaginé que las cartas de Invierno regresarían a mitad de esta noche. La sombra que me cubrió de aquel sol madrugador. La soga que cierra mis ojos, para ver dentro de las vísceras, vísceras de paraíso enfermo. Desde hoy la ira se baña de olvido, la peste que roerá mis palabras, hasta confundir el vino con la sangre, el beso con la mordida y la caricia con el golpe.
Quise en medio de un largo viaje dibujar la luna a ciegas, quise reivindicar el corazón, pero aquí estoy. Tiemblo. No hay temor, sólo un sentimiento indescriptible que sed contrae. Mil imágenes que como dagas desgarran el telón y las cicatrices se abren como la boca de una prostituta.
Miro alrededor. Intento dulzura, simulo carcajada, silencio el llanto. Lágrimas sin nombre, sólo el olorcillo a la mujer que no regresó. He buscado respuestas en cada libro, cada melodía, pero cometí el error de olvidar el grito que escapa de mis labios, que la angustia se refleja en espejos, en los vidrios del metro o tan sólo en el agua. Soy yo, soy yo el que ve pasar las noches muertas y los días como una anécdota. El tiempo ya parece una mala broma, cuento las horas por cigarrillos que he fumado, me alimento por ansiedad, porque se lo llevo el alma.
La decepción de ver caer el gran árbol, El fuego en la cabellera indomable de mis sueños. La micro cubierta de coral, sobre aguas verdes y mi padre me acompaña de abrigo. La madrugada como un suplicio que no acaba. El cuerpo cubierto por una fría llovizna y mis ojos, un par de esferas a punto de estallar.
La dama sin clemencia no me deja en libertad. La niña recorre mis salones, pero el muro es muy alto y mis manos temen al concreto y al acero. Oigo un piano a lo lejos, una melodía añeja rebrota inmortal, intenta acoger al ave, intenta arrastrarme a la gloria, pero estoy cansado. La mordaza no cae y mi armadura se adhiere como la muerte cubre los días del anciano.

II


En las ruinas verán caer el Sol, donde los ojos marchitos de la tempestad cierran sus puertas. Entre las calaveras encontrarán las hojas de aquel libro, polvoriento asilo para los cansados. Tumba fiel para la horda de pies desnudos, que se desvanecen como huellas sobre el arena.
El alcohol, progenitor de los caídos y sus palabras. Las hienas se reúnen en el desierto, mastican los restos del niño. Beben las bestias y las estrellas dan la espalda. Cuando los alaridos se tornan melodía, cuando los ladridos de los perros se confunden con el voraz silencio de la metrópolis, puedo al fin despegar y recorrer las habitaciones que en algún lugar fueron tiempo.
Las marejadas se desprenden de los muros, cuando los leprosos ruegan beber de la gran madre, pero hay asco.



III

Es inevitable. La soga sobre el cuello, el hielo del metal sobre la sien, la amargura del veneno sobre los labios que sólo sabían besar. El segundo exacto, el tiempo y la cabeza bajo el redoble de tambores. Los pasos ciegos de la memoria en ruinas y las pupilas secas.
El viento golpeando sobre un rostro, Santiago como un espejismo que muerde. La hoja trasladándose en diagonal, aquellas manos que te abrazaron sumergidas en la loza. El caudal de un río de victimas y las ratas esperan hambrientas. La carta bajo la lámpara, verdad que tranquiliza, porque la verdad intimida. Los laberintos ciegos, las venas de un sentimiento muerto y la fé esparcida sobre un camino de bocas, oídos y cuerpos desnudos.
Los caballos corren hacia ningún lugar, los débiles se rinden en el olvido y algunos con suerte consiguen un buen precio. Soy escorpión, no me verán entre llamas, no me verán entre rejas, no me verán condenado a la tortura de los ojos de mujer. Soy escorpión, dueño sólo de mi muerte y para qué más. La crueldad de desaparecer es mía. Tu llanto ya no será mi llanto, tu ira ya no será mi ira, tus lágrimas, sólo un par de ellas me llevaré. Porque también soy la muerte, la gloriosa sombra que cubre la noche de niños y ancianos, aquella dueña de los dueños, la peste que carcome la mente del hombre y la caricia de los moribundos.
Al fin me marcho antes de que la fiesta haya terminado. No me verás y pronto olvidarás mi ausencia. La desesperación de los ángeles anticipados. Cuando los pies cuelgan, los sueños se esparcen sobre el muro, el cuerpo se retuerce, el concreto recibe el adiós, las ratas en festín y la loza roja detienen la función.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

buy viagra in england cheapest place to buy viagra online recreational viagra use viagra by mail viagra cheap buy online cheapest viagra in uk cheap viagra walmart buy sublingual viagra online viagra prescription uk buying viagra viagra canada buy sublingual viagra online viagra pills effect of viagra on women

L.L. dijo...

Viagras aparte...

No voy a volver a decir, "tremendo" o "notable" asi de facil esta vez. Fue un poco mas que eso esta vez, "Personal" seria un palabra allegada al hostal de emociones que sueltas en esta trifecta que duele por un cuerpo y una cabeza. Huele a hojas podridas en la canaleta. Arruina el cemento. Que mas voy a decir, las mejores palabras ya las utlizaste tu, ¡que cabron!.